jueves, 18 de septiembre de 2014

LOS HÉROES DE PERIANA

Ayuntamiento e Iglesia de Alcaucín 
Uno de los cinco guardias civiles que componían el grupo de agentes anónimos que realizó la hazaña en Periana,  con motivo de los terremotos de Andalucía de 1884, era vecino de Alcaucín.  

Con motivo del centenario, el Diario Sur de Málaga saca una edición especial el 26 de diciembre de 1984:

“Los héroes de Periana.
El desastre de Periana el pueblo más afectado de la provincia de Málaga, fue ampliamente difundido por los corresponsales de prensa de Madrid y resumido así por Ilustración Española:”Como Alhama, Albuñuelas y Arenas del Rey, el pueblo de Periana es un montón de escombros; el terremoto le ha borrado del mapa; hay calles enteras que se han quedado los tejados al nivel del suelo; el barrio alto ha sido el más castigado por la catástrofe, y donde perecieron más de veinte personas y quedaron sepultados en las ruinas más de ciento.
Murieron cinco personas en la casa del Alcalde. En aquellos momentos de confusión, en los que los que corrían tropezaban, cayendo en montón o encontrándose con espantosos fantasmas que se abrazaban, el alférez de la Guardia Civil, don Manuel Jiménez, seguido de cinco guardias (llamados más tarde los héroes de Periana), sale a la calle, acude allí donde los gritos demandan auxilio, ahonda los escombros, retira los cadáveres, lleva a sitio seguro los heridos, y en esta faena los sorprende el día, y en este mismo trabajo llega la noche y de nuevo aparece el alba”.
Uno de los guardias de Periana, el cabo don José Abelais, resultó muerto al ser aplastado por la torre de la iglesia. Cuando el Rey Alfonso XII pasó por Periana, al conocer la labor heroica del alférez, le ascendió al grado de teniente”.

Datos personales:
Antonio Corral Soto
. Nació en Bérchules (Granada) el 20 de abril de 1850, y murió en Alcaucín (Málaga) el 30  de septiembre  de 1925, a la edad de 75 años.
. Hijo de Miguel Corral y María de Soto.
. De estatura media-baja (1,677 metros).

Matrimonios:
. Contrajo matrimonio el año 1879 con Emilia Moreno Fernández de Periana, la cual fallece de parto el año 1881.
. Se vuelve a casar el año 1882 con María Dolores Vega Cazorla de Alcaucín, de cuyo matrimonio nacieron 6 hijos (María, Victoria, Dolores, Antonio, Concepción y Encarmación).

Datos profesionales extraídos de su hoja de servicios:
. Ingresó en Granada como quinto en el Ejército en 1874 con 24 años, para pasar al año siguiente a la Guardia Civil con destino en Jaén.
. En 1876 se le otorga la Cruz sencilla Blanca del Mérito Militar. También, ese mismo año es declarado “Benemérito de la Patria”.
. A partir de 1877 fue trasladado a la provincia de Málaga, donde fue destinado a distintos municipios: La Viñuela, Periana, Comares, Almogía, Casabermeja, Campanillas, Coin, Ardales, etc.
. En 1881 recibe el reconocimiento del Director General del Cuerpo por un humanitario servicio en Casabermeja, salvando la vida a una señora y tres niños que fueron extraídos de dos casas desplomadas.
. En 1883 recibe nuevamente el reconocimiento del D. G. del Cuerpo por capturar a un paisano autor de asesinato y  robo en Torre del Mar.  
. En 1885, siendo cabo 2º, recibe nuevamente el reconocimiento del Director General del Cuerpo, por los extraordinarios servicios prestados en Periana, “salvando de una muerte segura a infinidad de personas con motivos del terremoto 25.12.1884”. Posteriormente se le concede la Cruz sencilla Blanca del Mérito Militar, por los méritos contraídos en dicho terremoto.
. En 1887 se le concede nuevamente la Cruz sencilla blanca del Mérito Militar, con motivo del nacimiento del Rey Alfonso XIII. Se le concede una pensión mensual por tener tres Cruces Blancas del Mérito Militar.
. En 1893 recibe nuevamente el reconocimiento del D. G. del Cuerpo por su servicio en el descubrimiento y captura de los asesinos del capellán de una ermita de Coín.
. En 1899 se retira en Ardales (Málaga) del Cuerpo por haber cumplido los 25 años de servicio con el grado de Sargento, con una pensión de 100 pesetas. Contaba 49 años.

Jubilación: Durante los últimos 26 años de su vida, los que median desde su retiro de la Guardia Civil en 1899, hasta su fallecimiento en 1925, residió en Alcaucín.
Por las referencias familiares de que se disponen, era un hombre respetable y respetado por sus vecinos.

18.09.2014

Referencias: Los datos aportados son fiel reflejo de su Hoja de Servicios y de los R .D. de 19-3-1876, R. D. de 3-7-1876 Art. 2, R. O. de 6– 4- 1885 y R. O. de 28–1– 887.




miércoles, 18 de septiembre de 2013

EL CURA - SARGENTO DE ALCAUCÍN

Iglesia de Alcaucín 
Hoy hemos asistido en Alcaucín al funeral de una mujer joven y querida, cuya muerte al estar revestida de connotaciones especiales, ha trascendido del tradicional acto social y religioso, para convertirse en una manifestación de respeto y dolor, que se ha hecho patente en la emoción contenida de los vecinos.

Todos los asistentes, al margen de sus creencias religiosas, asistimos de forma ejemplar y respetuosa a los entierros, como no podía ser de otra manera.

Sin embargo el protagonista, triste protagonista de hoy, ha sido el cura, que ha confundido a la iglesia de todos, o así debería de ser, con su propio feudo dogmático, donde impone su “santa voluntad”.

La comitiva del funeral ha llegado a la puerta de la iglesia un poco antes de las 12, hora prevista para el acto religioso. Después de los saludos de algunos vecinos, todos los familiares han entrado en la iglesia, quedándose fuera 5/6 hombres, con la noble y honrosa intención de rendir su último tributo transportando el féretro al interior de la iglesia.

Cuando se disponían a sacar el féretro del coche fúnebre, era las 11:50 horas, ha salido el cura ya vestido con el atuendo propio de estos actos, y dirigiéndose a los familiares, les ha señalado con el dedo el reloj de su muñeca, advirtíendoles que faltaban 10 minutos para las 12, hora señalada para el acto. Los familiares perplejos pero de forma respetuosa, han obedecido las “instrucciones” del cura, esperando durante 10 minutos, 10 largos minutos, al sol, en humillante silencio, bajo las miradas y sonrojo de los vecinos. Han sido 10 largos minutos de espera humillante, gratuita y falta de respeto para con los familiares de la difunta, en un claro y manifiesto ejercicio de autoritarismo, más propio de otros tiempo, que yo suponía habíamos superado.

Cuando el reloj de la torre de la iglesia ha empezado a dar las campanadas de las 12 horas, los familiares han procedido a transportar el féretro al interior de la iglesia.

Yo no he asistido al acto religioso, con lo que he visto tengo bastante.

Espero del obispo de Málaga, tome cartas en el asunto y obre en consecuencia.



18.09.2013