Iglesia de Alcaucín |
Todos los asistentes, al
margen de sus creencias religiosas, asistimos de forma ejemplar y
respetuosa a los entierros, como no podía ser de otra manera.
Sin embargo el
protagonista, triste protagonista de hoy, ha sido el cura, que ha
confundido a la iglesia de todos, o así debería de ser, con su
propio feudo dogmático, donde impone su “santa voluntad”.
La comitiva del funeral
ha llegado a la puerta de la iglesia un poco antes de las 12, hora
prevista para el acto religioso. Después de los saludos de algunos
vecinos, todos los familiares han entrado en la iglesia, quedándose
fuera 5/6 hombres, con la noble y honrosa intención de rendir su
último tributo transportando el féretro al interior de la iglesia.
Cuando se disponían a
sacar el féretro del coche fúnebre, era las 11:50 horas, ha salido
el cura ya vestido con el atuendo propio de estos actos, y
dirigiéndose a los familiares, les ha señalado con el dedo el reloj
de su muñeca, advirtíendoles que faltaban 10 minutos para las 12,
hora señalada para el acto. Los familiares perplejos pero de forma
respetuosa, han obedecido las “instrucciones” del cura, esperando
durante 10 minutos, 10 largos minutos, al sol, en humillante
silencio, bajo las miradas y sonrojo de los vecinos. Han sido 10
largos minutos de espera humillante, gratuita y falta de respeto para
con los familiares de la difunta, en un claro y manifiesto ejercicio
de autoritarismo, más propio de otros tiempo, que yo suponía
habíamos superado.
Cuando el reloj de la
torre de la iglesia ha empezado a dar las campanadas de las 12
horas, los familiares han procedido a transportar el féretro al
interior de la iglesia.
Yo no he asistido al acto
religioso, con lo que he visto tengo bastante.
Espero del obispo de
Málaga, tome cartas en el asunto y obre en consecuencia.
18.09.2013
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